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lunes, 1 de marzo de 2010

Cogito ergo sum. Cap 1




Imaginemos por un momento que cuando dormimos, nuestra propia conciencia de forma autónoma comenzase a dar vueltas todo aquello que no comprendemos, nunca nos enteraremos porque quizá nuestra conciencia principal haya cambiado lo suficiente durante las horas en las que hemos estado durmiendo para no ser la misma al día siguiente cuando despertamos, las neuronas mueren, se crean nuevas conexiones sinápticas, se fijan los nuevos recuerdos, y una nueva persona nace cada día, evolución de la anterior, para mejor o para peor.

Cuando duermo estoy seguro que están discutiendo mi Ego y mi Alter Ego.

-¿No es verdad que la tristeza no puede ser eterna?, puede serlo, pero entonces no sería tristeza, porque no se podría comparar con otra cosa que fuera distinta a eso, tampoco la alegría debe ser eterna, porque no se podría saber que se está sintiendo. ¿Como definirías felicidad?, le pregunto un día mi Alter Ego a mi Ego mientras yo dormía y podían intercambiar diálogos para no aburrirse en tan singular circunstancia.

-Pues no se, quizá la felicidad sea lo mas parecido a la calidez de los primeros rayos de sol de la mañana cuando te acarician la piel de tus mejillas.

-Yo prefiero la euforia, respondió Alter Ego de una manera fulgurante.

-Pero la euforia siendo mas potente y estremecedora, solo dura unos momentos, por eso es tan excitante y emocionante, si durase por siempre no sería euforia, respondió Ego.

-¿Y cual es la sensación más intensa que hemos vivido?; quizá las veces que tocas otra piel, notas su calor y te fundes con ella, notas los latidos de su corazón y te adormeces con su rítmico sonido, el tacto de sus formas, diferente, suave a la vez que terso, tierno a la vez de firme ...

-No Alter Ego, cuando de verdad amas con verdadera locura, no solo te complaces con las la belleza de la geometría de su tacto y de sus formas, es mas, te olvidas de todo eso, y buscas en el movimiento de sus labios, en el temblor de su voz y su cuerpo, en el interior de sus ojos, encontrarte con su alma y fundirte con ella, porque en ese preciso momento es lo mas perfecto que puedes encontrar en ese mundo y no es algo físico, es una breve ilusión.

-Ego, sabes que te odio, mi odio es grande porque no puedo dominarte y someterte.

-Lo se, pero es mejor el odio que me sientes que la indiferencia, el no hablar, el aislarnos, el ignorarnos sería todavía mas terrible, prefiero que me odies, cuanto mas lo hagas, mas demuestras que no puedes vivir sin mi presencia, nos conocemos desde hace demasiado tiempo.

-Si, pero te odio.

-El tiempo se nos acaba ya, cuando él despierte, nosotros dos volveremos a ser uno junto a su conciencia.

-No logro acostumbrarme, han pasado horas y solo nos ha dado tiempo a tener este diálogo, que relativo es el tiempo en esta realidad.

-Calla!, no haces mas que pronunciar la palabra tiempo y eso consume gran parte de los instantes de los que somos conscientes sin que eso tenga ninguna relevancia aquí, porque ni siquiera existe como tal.

-Te odio.

-Lo se, yo a ti te amo, me gusta tu sinceridad.