Protected by Copyscape Plagiarism Check

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Tributo a un colega

El colega fue un chucho, si, ¡¡y que!!, pero más que un chucho un señor perro, envidia de sus congéneres sabuesos.

Como sabueso, era perro de caza, y como tal trabajaba para mi padre en tales menesteres, su  mamá se llamaba Linda, de su padre nunca se supo nada.

Tenía un porte espectacular, un pelo corto y suave de colores ocres, la barriga blanca y la nariz rosita. Sus patas eran muy fuertes y su lomo fornido, era el Schwarzenegger de los sabuesos.

Se escapaba mucho de la nave donde mi padre guardaba a los perros, para ir en busca de hembras, era un gigoló canino. Pero su característica más inusual e incluso impensable era que hablaba. Pensareis que estoy como un cencerro, pero no, no hablaba Castellano, hablaba un perruno evolucionado.
Los perros no sólo ladran, emiten soniquetes y gruñidos cuando están contentos, tristes, enfadados o tienen miedo. Lo de este era tremendo, no paraba, tenía un vocabulario inmenso, hasta el punto en el que pasaba a tu lado siguiendo el rastro de una hembra en celo, no se paraba, ni te miraba, porque sabía que le podías agarrar y encerrar de nuevo, pero te saludaba con un guauu guauuu, que te hacía pensar  => "¿pero será chulo y golfo?"

Mi hermana por aquel entonces era pequeña, una cría, y antes de dormir había que contarle algún cuento. Yo tenía una imaginación desbordante y ese chucho era el protagonista de historias en las que un perro valiente era capaz de salvar a princesas caninas atrapadas en las garras de terribles villanos, de vivir grandes aventuras, de ser un héroe de leyenda.Llegó el día en que vivió una de esas aventuras de verdad.

Mi padre se fue de caza a un pueblo lejano, y los perros se perdieron, el perro y su madre, Linda.
Volvimos a ese pueblo al día siguiente, pero no los encontramos, el bosque era enorme y muy frondoso. Los buscamos desesperadamente durante meses, pero no hubo ningún resultado.
Hasta que un día mi madre estaba en la nave donde mi padre guardaba los perros y el perro entró por la puerta y la llamó, mi madre alucinando pronunció su nombre, "Sol", y el perro fue corriendo hacia ella aullando de alegría, e imagino que la abrazó, porque ese cabrón de perro se ponía a dos patas, te abrazaba y no te soltaba. Llevó hasta allí en ese viaje a su madre también, pero era muy mayor y esa aventura la había debilitado mucho, en unos meses murió. Sol lloró, sus ojos estaban tristes y no habló durante días, para que luego digan que los chuchos no tienen sentimientos, que es todo instinto.
Desde entonces este perro vivió mucho tiempo y nos dio muchas alegrías, dejó descendencia, y a día de hoy ya sus nietos tienen algo de él, pero no todo, un bicho así sólo nace una vez, es un milagro de la naturaleza.

Besos a tod@s

Nos vemos en los bares.

Pondré su foto cuando la escanee, aquí no vale cualquier foto de un chucho, tiene que ser la suya.